sábado, 20 de febrero de 2010

Long live rock and roll


Desgraciadamente el tiempo no se detiene y, el inexorable paso del mismo va dejando por el camino aquello que quizás nunca quisiéramos que terminase. En este año que entramos los germanos Scorpions, banda de metal-rock que brilló por todo lo alto a finales de los setenta y durante todos los ochentas, han anunciado que dejan a lo largo de este año definitivamente la banda. Nunca ha sido mi grupo favorito, ni mi banda de cabecera, pero este anuncio de retirada me ha hecho reflexionar sobre lo que inevitablemente se nos viene encima a quienes tenemos entre alguna de nuestra bandas tótems a grupos de los 70 y los 80. Si tal y como titulaba la revista Popular 1 sobre la década pasada denominándola “la década de las promesas rotas”, refiriéndose a todas esas bandas que aparecieron efervescentemente y no llegaron a cuajar, esta década que nos viene se convertirá probablemente en la década en la que nuestras grandes estrellas del mundo del metal-hard rock, se irán apagando.

Lógicamente igual que en el cine cuando un actor muere, en el terreno musical siempre nos va a quedar esos discos míticos, esas portadas, esas formaciones imposibles llenas de estrellas que tras romperse atomizaron en otras grandes bandas, sus dvds y grabaciones alive y sobre todo el recuerdo de esos conciertos en el caso en que se haya tenido la suerte de poder verlos en vivo. Es una evidencia que todos cumplimos años y que personajes tan queridos como Dio, atravesando un cáncer con 68 años, Tommy Iommi, hace unos días cumplía también la misma edad; no les quedará muchos más años en activo antes de que la enfermedad, el agotamiento o cualquier otra circunstancia les empuje al retiro. Los años nos pasan en balde, eso es indudable, pero como fan, jode!

La carrera de todas las bandas hoy en activo y arquitectos del actual Metal-rock, no siempre ha sido un camino de rosas. También en la música hay que detectar una serie de ciclos que hizo que grupos míticos atravesasen su particular travesía por el desierto, hasta una indefinida recuperación y/o segunda vida, reforzada por la entrada de toda una nueva generación del metalheads y la proliferación de Festivales Open Air.

A pesar de que el tiempo hace mella en la plasticidad de los grupos. No es lo mismo ver a un Ian Gillan con una insultante juventud y una apoteósica voz y estética setentera que verlo con su casual estética de veraneante prejubilado. Los grandes grupos han seguido facturando discos correctos, en algunos casos muy buenos discos como los últimos de Black Sabbath y Kiss, y han sabido reinventarse utilizando estrategias como; las giras centradas en sus principales discos ( Maiden, Judas), el encabezamiento de festivales(Ozzy, Motley Crue, Judas, Danzig), o sistemáticamente tocando en todos los festivales habidos y por haber como el gran Lemmy y sus Motorhead.
Algo seguirán teniendo los grandes nombres del metal-rock cuando siguen siendo los principales reclamos en los festivales veraniegos y cuando algunas “marcas” por si solas casi bastan para reclamar la atención del público y forzar extraños compañeros de viaje. Me refiero a esos excelentes combos como Thin Lizzy, Over the Rainbow, donde si quererlo se convierten en los mejores grupos de versiones de si mismos.

Algún sinsabor nos queda, como la imposible reunión de Rainbow. Por lo menos el sentido común y el paso del tiempo ha servido en casa, para ver como después de 20 años, ahí es nada, los cuatro miembros originales y auténticos de Baron Rojo han dejado a un lado lo que tuviesen que apartar y han hecho casi in extremis una oportuna reunión.



Como cantaba Baron y Dio, Long Live rock and roll!

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